miércoles, 17 de septiembre de 2014

Qué hacen los iluminados en su tiempo libre

Tres famosos maestros espirituales, un yogi, un monje y un derviche se encontraron un día y se desafiaron mutuamente a ser completamente honestos acerca de sus debilidades.
     El yogi dijo, "aunque soy conocido por mis grandes privaciones, debo admitir que a pesar de mis esfuerzos para superar este deseo, aún me gusta tomar".
     El monje, un poco colorado pero dispuesto a enfrentar el desafío, dijo, "no tengo problemas con la bebida, pero aunque he meditado y orado, aún no puedo evitar la tentación de las mujeres".
     Hubo una larga pausa y finalmente los dos iluminados que ya habían confesado se volvieron hacia el derviche y le preguntaron, "y entonces, cual es tu falta?".
"Bueno", dijo, "tengo esta espantosa, imparable necesidad de chismosear".

     Los maestros iluminados nos hablan de conciencia cósmica. Nos enseñan acerca de mundos etéreos y los vastos logros del camino espiritual. Pero raramente nos dicen algo acerca de qué hacen en su tiempo libre.
     Podemos imaginar que si fuésemos un ser así, nos levantaríamos temprano para nuestra meditación matutina y un capuccino. Besaríamos a nuestra esposa antes de comenzar nuestro viaje al trabajo en hora pico (que aceptaríamos con ecuanimidad) donde pasaríamos el día haciendo buenas acciones, aconsejando a gente acerca de sus prácticas espirituales y arengando a los devotos a continuar con su devoción. Nunca estaríamos preocupados por la hipoteca de nuestra casa, el alquiler de la oficina, la factura del teléfono o dónde invertir nuestros ahorros. Esos son detalles mundanos y sin importancia que sería mejor derivar a nuestros asistentes.
     Un almuerzo de trabajo con periodistas ansiosos por preguntarnos cómo resolver los problemas mundiales, o quizás con otros iluminados que están pasando por la ciudad. Después de chequear temas con la oficina y escuchar los mensajes del contestador por alguna crisis de último minuto, volveríamos temprano a casa para evitar el tráfico de la tarde.
     Podemos suponer una cena liviana acompañada por una aguda pero profunda conversación con nuestra adorada esposa y quizás algunos pocos conocidos. Habría niños angélicos alrededor, que ni se escucharían. Probablemente estarían ayudándose unos a otros con la tarea escolar o hablando en voz baja acerca de las maravillas de la vida espiritual.
     Todo bien hasta ahora. No es difícil entender como debería ser la vida para un ser iluminado.
     ¿Pero que haríamos después? ¿Es tiempo de leer el diario, hacer palabras cruzadas, tejer? ¿Y qué pasaría los fines de semana y las vacaciones?¿Y el primero de año, cuando todo está cerrado?¿No deberían los seres iluminados hacer algo iluminado?
     ¿Qué hace la gente iluminada en su tiempo libre?¿Y por qué nadie habla de eso?
     ¿Podría ser que estos seres miren las noticias, alquilen una película, juegen en la computadora? ¿Podría ser que hagan cosas no iluminadas? Si son como nosotros fuera del trabajo, ¿son realmente como nos dicen que son en sus horas laborales? Quizás están esperando acabar su profundo discurso para llegar a casa y leer el último capítulo de esa novela romántica o chequear el mercado de las acciones o llamar a viejos amigos y chismosear.
      Quizás están aburridos con su trabajo y piensan que están desperdiciando su vida. Quizás se arrepientan de no haber terminado la universidad. O se preguntan por qué nadie les pregunta cómo les va a ellos. Quizás les gustaría tener permiso para tener un mal día cada tanto. Ciertamente no es fácil el trabajo de ser iluminado - la paga puede ser buena, pero las horas son largas y realmente nunca hay oportunidad de aflojar y relajarse.
     Si los iluminados actúan como nosotros, entonces, quizás son como nosotros, y ,por otro lado, entonces nosotros debemos ser como ellos. Las cosas pueden ser un poco diferentes de lo que parecen en este negocio de la iluminación.
     Investiguemos esto con el próximo ser iluminado que encontremos. Averigüemos cómo les va realmente - y qué hacen en su tiempo libre.

Steven Harrison - Getting to Where You Are

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